DERECHO Y SISTEMA BRAILLE

Desde el origen de la humanidad hasta nuestros días, existe un porcentaje de personas con alteraciones físicas y mentales, las cuales son provocadas por factores genéticos, enfermedades o accidentes, generando así, personas con capacidades distintas al grueso de la población, entre estos se pueden mencionar los autistas, paralíticos, sordos, mudos y ciegos.

De acuerdo con los datos y cifras de la OMS del 13 de octubre de 2022, existe a nivel mundial un promedio de 2200 millones de personas con problemas visuales, reduciéndose específicamente a un aproximado total de 36 millones de personas ciegas.

La Historia nos demuestra que la ceguera es una condición pero no es impedimento para la realización productiva en las esferas del conocimiento y las artes. Ejemplos de lo anterior, los encontramos en Homero, autor de la Ilíada y la Odisea; Tiresias, adivino griego de la Ciudad de Tebas; Bartimeo, ciego que Jesús de Nazaret le devolvió la vista (Marcos 10:51-52); Jorge Luis Borges, escritor argentino, máximo exponente de la literatura española; Helem Adams Keller, escritora y activista política ciega, sorda y muda, fundadora en 1915 del Instituto Helen Keller Internacional para la prevención de la ceguera; Joaquín Rodrigo, músico español, autor entre otras obras del Concierto de Aranjuez; Andrea Bocelli, italiano, cantante de ópera, Louis Braille, pedagogo Francés, fundador del sistema de lectura y escritura para personas con discapacidad visual, entre otros.

Siendo la vista el sentido indispensable para leer y escribir, el proceso de lecto-escritura en los ciegos, ha sido adaptado a través del sistema Braille.

Louis Braille nació el 4 de enero de 1809 en la población de Coupvray, Francia. A la edad de 3 años tomo una lezna intentando imitar la actividad laboral de sus mayores, la cual, accidentalmente fue a incrustarse en su ojo derecho, dejándolo ciego, infectando a su vez su ojo izquierdo y quedando finalmente ciego a la edad de 5 años.

Previamente, al desarrollo del sistema por Braille, Valentín Haüy, erudito, lingüista, miembro y profesor del “Bureau académique d’écriture” (Oficina académica de escritura), que incluso trabajó para el rey como intérprete de español, italiano y portugués, en 1784, bajo el porche de la iglesia de Saint-Germain-des-Prés, encontró a un joven mendigo y ciego, Francois Lesueur, a quien dio una limosna. El joven le hizo notar que se había equivocado, pues le había dado una moneda demasiado valiosa, siendo éste su primer alumno. Dicho acontecimiento lo motivó para ayudar a leer a las personas ciegas mediante caracteres especiales: usando las letras del alfabeto latino normal, pero con un tamaño muy superior, grabadas en relieve en hojas de papel grueso. Con este método de letras en relieve, Lesueur aprendió a leer, compuso frases, y dominaba los rudimentos de la ortografía y las cuatro operaciones básicas del cálculo.

En 1819, Louis Braille se inscribió en la escuela de París para personas ciegas, iniciada por Valentín Haüy, aunque ya no la dirigía. Así, pudo leer los libros de Valentín Haüy, sin embargo, después de varios intentos como los de recortar los caracteres de las letras de tela y cuero y pegarlas sobre el papel de siete centímetros de largo por cinco de ancho, finalmente se dio cuenta que ninguno de esos sistemas era práctico.

Con dichas enseñanzas y a raíz de su condición, a la edad de 18 años presentó su primer libro que llevaba por título su nombre, en el que uso una lezna para escribir los puntos de relieve en la hoja, para llevar de manera uniforme y en línea recta las letras, utilizando para ello una rejilla plena. Con su sistema de lecto-escritura, se produjo la impresión de la Historia de Francia publicada en tres tomos en 1837.

En general, la escritura del sistema Braille se inicia a partir del signo generador, cajetín o celdilla en forma de rectángulo en posición vertical que mide aproximadamente 5 mm de largo por 2.5 mm de ancho, en el que cada letra o signo se representa en uno solo. Como el número de posibilidades es limitado, un mismo signo puede tener diferentes significados, dependiendo del contexto o si se le antepone otro signo, por ello, el Braille es un sistema con sus 64 combinaciones y no simplemente es un alfabeto. En dicho sistema, se adapta a las terminales nerviosas de las yemas de los dedos, se escribe de derecha a izquierda y se lee de izquierda a derecha.

En el siglo XX, este método alcanzó su difusión y utilización en casi todo el mundo. En 1952, fue reconocida la aportación de Louis Braille respecto a la educación y calidad de vida de las personas ciegas, conmemorando así el día mundial del Braille el 4 de enero de cada año.

El mencionado sistema, el más popular a nivel mundial, no es un idioma ni lenguaje, ya que cada idioma adapta sus palabras y tipografías a los puntos del signo generador. Además, existen símbolos Braille para grafías particulares, signos de puntuación, matemáticas y partituras. Por tal motivo, este sistema se vuelve flexible y accesible a diversos ámbitos del conocimiento, haciéndolo universal, polivalente y capaz de trasladar a cualquier letra y carácter.

La ciencia del Derecho se vio en la necesidad de reconocer y regular en instrumentos internacionales, regionales y nacionales el derecho humano a visibilizar a las personas ciegas, propiciando entonces el concepto de inclusión, entendido éste como la política pública de respeto a la dignidad de integrar a la sociedad en igualdad de oportunidades a dichas personas, cuya finalidad es alcanzar una mejor calidad de vida y felicidad.

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