Hemos sido testigos de un acontecimiento importante en México, Claudia Sheinbaum tomó el cargo como presidenta de la República el 01 de octubre, pasando a la historia como el día en que por primera vez en el país una mujer ejerce la representación del estado mexicano.
El papel de las mujeres en cargos públicos es un modelo que se ha venido construyendo y en el que ha habido avances importantes en los últimos años, ahora la llegada de una mujer a la Presidencia de la República se da en un contexto en el que la Suprema Corte es encabezada por la Ministra Presidenta Norma Lucía Piña Hernández; el Instituto Nacional Electoral es dirigido por la Consejera Presidenta Guadalupe Taddei; y en el Congreso de la Unión se ha alcanzado el principio de paridad de género, con el cual se asegura la participación igualitaria de hombres y mujeres en la definición de candidaturas, además, cada vez más mujeres son elegidas en elecciones a las gubernaturas.
El pasado 02 de junio, por primera vez en la historia los votantes encontramos en la boleta electoral a dos mujeres candidatas a la Presidencia de la República, esto no ha sido fácil, es un camino que se ha construido con el tiempo y hoy con la toma del cargo de Claudia Sheinbaum sin duda es la culminación de un trabajo enorme, de una lucha histórica en la que hombres y mujeres pueden ser acreedores a los mismos cargos públicos por contar con las mismas capacidades para ejercerlo.
Se ha roto una brecha de género muy importante, pues al tratarse de un evento significativo y especial nos permite entender lo que conlleva la participación de las mujeres en la política, no se trata solamente de un número que ocupa un cargo de elección popular y no se trata solo de aquellas mujeres que realmente han podido llegar ahí, sino que las mujeresque han llegado a ese lugar han podido levantar su voz y han podido ser embajadoras de quienes no han podido ser escuchadas.
Nuestra responsabilidad es exigir que se abran espacios de discusión y visibilizar todos los retos que como mujeres tenemos en mayor o menor medida y en función de diferentes rasgos de nuestra identidad y es aquí donde todas y todos debemos responder a las demandas de paridad de género, desarrollando estrategias que promuevan la participación política a la vida pública de niñas, mujeres y adolescentes.
Todas podemos y debemos ejercer nuestros derechos políticos y para esto no es necesario ser parte de un partido político como tradicionalmente se conoce, o seguir una carrera en el mundo político; sino que también basta con ejercer un derecho a ese voto informado, ser activistas de las causas que como mujeres nos mueven.
Finalmente, aunque en las últimas décadas las mujeres han logrado posicionarse en cargos de elección popular y en diversos espacios de representación, somos conscientes que aún falta mucho para lograr una paridad de género efectiva en espacios democráticos, pues seguimos enfrentando grandes retos para participar no sólo de forma activa sino también protagónica en la política y como lo ha señalado la historia, la voz de las mujeres es muy fuerte y tiene el poder de cambiar la sociedad, una fuerza descomunal que en ocasiones se ve truncada por la violencia, la desigualdad y los prejuicios.
Sin embargo, la educación es uno de los principales vehículos para empoderar a las mujeres, no solo porque les permite conocer sus derechos políticos, sino que también les brinda herramientas para potenciar sus capacidades, generando así las transformaciones que todas y todos queremos.
