De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para América Latina y el Caribe, la paridad política es necesaria para que las mujeres contribuyan en la toma de decisiones que afecta sus vidas y se beneficien del proceso de la democracia.
Bajo esta tesitura señala que, la democracia paritaria propone un nuevo modelo en donde las naciones se manejen como Estados inclusivos, tal como ha quedado establecido en la Agenda 2030, lo que sin duda implica un pacto social en donde la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres sea una realidad.
Es por ello que, entre las principales razones que resalta la ONU para contar con una democracia paritaria, se encuentran:
1. Calidad y legitimidad democrática: Hablar de democracia paritaria, es hablar de la necesidad que existe para que el 50% de la población sea atendida a través de la toma de decisiones y políticas incluyentes desde cualquier poder que gobierne el Estado y sin importar el nivel de gobierno.
2. Igualdad real en el acceso al poder: Es necesario promover las mismas condiciones y oportunidades -tanto para mujeres como para los hombres- es decir, que ambos puedan tener acceso a los cargos de elección popular.
3. Igualdad real a través de nuevas leyes y políticas. La paridad permite que más mujeres lleguen al poder, ocupen cargos políticos y, por ende, la forma y manera de gobernar sea incluso desde otra perspectiva lo que no quiere decir que los hombres no lo hagan- sino que las mujeres saben lo que implica detentar un cargo y luchar contra la construcción social patriarcal, que aún sigue existiendo a pesar de los tantos avances que se han tenido en la materia.
4. Aprovechar el capital humano y mejorar el desarrollo: Sin duda hemos visto con el paso de los años y las décadas que la desigualdad tiene costos significativos en el desarrollo de los países, pues en la mayoría de las naciones, el principal aporte económico que existe lo dan las mujeres, y el que ellas no participen representa pérdidas significativas en diversos ámbitos; esto es, desde el educativo, empresarial, social, cultural y político.
5. Transformación en las relaciones de poder: Deben existir mujeres en el poder, pues ello permite la generación de nuevos roles y prototipos, necesitamos el liderazgo de las mujeres.
En este orden de ideas, nuestro país se prepara para uno de los procesos electorales más importante -e incluso me atrevería decir que histórico- en su vida política; ello debido al número de cargos que se renovarán el próximo 6 de junio de este 2021. Este proceso trae consigo grandes retos que cumplir, uno de los principales será el hacer efectivo la paridad en las elecciones y con ello garantizar plenamente la participación política de las mujeres.
Este año estarán en juego 15 gubernaturas correspondientes a los estados de Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas, y se suma la renovación de 500 curules en San Lázaro, 300 por el principio de Mayoría Relativa y 200 por el principio de Representación Proporcional, es decir, los primeros por voto directo de la ciudadanía y los segundos que dependerán del número de curules ganados por cada partido político.
De igual forma, se disputan los congresos locales de todo el país con excepción de los Estados de Coahuila y Quintana Roo; Ayuntamientos en 30 entidades federativas exceptuando los estados de Durango e Hidalgo. Además de que en 4 entidades se elegirán cargos como Juntas Municipales en Campeche, Sindicaturas en Chihuahua, Regidurías en Nayarit y Presidencias de Comunidad en Tlaxcala.
Actualmente sólo dos de las 32 entidades de la República Mexicana son gobernadas por mujeres, me refiero a la Ciudad de México y Sonora. Hablando del Congreso de la Unión, particularmente de la Cámara de Diputados que es la que este año se renueva, tenemos que, de las 500 Diputaciones, 241 son ocupadas por mujeres, lo que equivale a un 48.2%, casi un porcentaje paritario.
De acuerdo con el con el Observatorio de Participación Política de las Mujeres en México , cifras referentes a los Congresos Locales señalaron que las mujeres representaron -hasta el 2020- el 49.6% en participación respecto del 50.4% de participación de los hombres.
La publicación en el Diario Oficial de la Federación de la reforma a diversos artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con la finalidad de garantizar que la mitad de los cargos de decisión política en los tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal, en los tres poderes de la Unión, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y organismos autónomos fueran para mujeres, fue la consolidación de la lucha que se realizó durante muchos años por lograr “paridad en todo” o paridad transversal; por construir y garantizar el acceso de las mujeres al poder político sin restricciones o condicionantes.
Sin embargo, y a pesar de esto, pudimos ver que eso no ha sido suficiente, ya que el Instituto Nacional Electoral ha tenido que emitir lineamientos particulares para las postulaciones de las distintas candidaturas en los diversos cargos políticos que se contienden este año; claro ejemplo de ello fueron los lineamientos que publicó para obligar a los partidos políticos a postular al menos 7 candidatas a gobernadoras en las 15 entidades que renovarán el poder ejecutivo estatal. Ello ha reflejado que las mujeres se tienen que seguir enfrentando a los estereotipos de género y obstáculos constantes en su busca por llegar a los cargos de elección popular.
Es imperante garantizar la participación política de las mujeres. Necesitamos liderazgos libres de prejuicios, demandamos una democracia paritaria, una igualdad sustantiva real y permanente, que deje de ser tomada -incluso- como bandera electoral, o bien como moneda de cambio para obtener votos.
Estas elecciones representan una punta de lanza en el posicionamiento de las mujeres en la vida política de México, pues se trata de permitir que lleguen al poder, pero también que puedan tomar decisiones. Los derechos político-electorales deben ser para todas y todos, sin importar su condición.
El Estado Mexicano tiene la obligación de garantizar la participación política de las mujeres, en igualdad de oportunidad que los hombres, generar las condiciones necesarias para que las mismas puedan no sólo contender, sino ocupar los cargos y desempeñarlos.
Una democracia sin paridad es como un Estado sin Derecho; la igualdad sustantiva es el respeto a los Derechos Fundamentales de toda la ciudadanía, es entender que las mujeres son importantes para la vida política de cualquier Estado o nación que se considere justo e igualitario.
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