La Propiedad Intelectual en México hace referencia a las obligaciones y derechos exclusivos otorgados por el Estado sobre las creaciones del intelecto humano; se divide en Derechos de Autor (obras literarias, musicales, artísticas y fotográficas, por mencionar algunas) y Propiedad Industrial (invenciones y registros).
La protección de la Propiedad Industrial tiene por finalidad proteger los intereses de los creadores e impedir toda utilización no autorizada de inventos, símbolos, nombres, imágenes, dibujos, marcas, secretos industriales, entre otros.
La Secretaría de Economía, a través del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), tiene la autoridad legal para administrar el sistema de propiedad industrial a nivel nacional.
Las figuras jurídicas que protege el IMPI son: Patente, entendiéndose como el producto o proceso que demuestra ser nuevo a nivel internacional; Modelo de Utilidad, que son aquellas modificaciones a inventos, herramientas y maquinaria ya existentes para mejorar su desempeño; y Diseños Industriales como son los modelos y dibujos industriales, además de las figuras de las Marcas, los Avisos y Nombres Comerciales y las Denominaciones de Origen.
En nuestro País, el IMPI es el organismo facultado para realizar el registro de una marca, entendiéndose a ésta como todo signo perceptible por los sentidos que distinga productos o servicios de otros de su misma especie o clase en el mercado.
Si una marca no está registrada puede implicar que cualquier persona física o moral pueda usarla -y en algunos casos registrarla para su propio beneficio-; es por ello que la recomendación por parte de los expertos en propiedad intelectual será siempre salvaguardar los activos más importantes de un negocio, que son las marcas, a través de los registros correspondientes, para con ello garantizar la protección de derechos exclusivos dentro del mercado y frente a la libre concurrencia.
Proteger una marca mediante el registro correspondiente es de vital importancia, ya que, de esta manera, se tendrá certeza jurídica sobre la explotación exclusiva de la misma y el derecho de prohibir su uso por terceros a través de la obtención de un título de registro que ostenta como titular de dicha marca.
El registrar una marca permite, también, distinguirte entre los competidores y darle valor a tus productos o servicios dentro del mercado, y que el sistema de calidad se expanda a todos los productos y/o servicios representados por una denominación para que, con ello, el desarrollo de la empresa o negocio se potencialice.
Además de ello, el registro promueve seguridad, construcción de prestigio e incrementa el valor de la empresa o negocio, pudiendo también iniciar acciones contra terceros para impedir que utilicen denominaciones similares o idénticas a la ya registrada y, en su caso, defenderse de eventuales acciones en su contra; además, abre la oportunidad de hacer futuras inversiones, así como otorgar licencias.
La vigencia de las marcas es de10 años contados a partir de la fecha presentación de la solicitud de registro, y podrá renovarse por períodos de la misma duración las veces que sea necesario.